Cuando el ESG se encontró con la Comunicación (y descubrió que no podía vivir sin ella)
- Fernando Arévalo

- 19 nov
- 2 Min. de lectura
Hay algo curioso en el mundo corporativo: todos hablan de ESG (Environmental, Social and Governance, o ASG: Ambiental, Social y Gobernanza) como si fuera un ser místico que aparece de madrugada, audita emisiones, revisa políticas de inclusión y deja un reporte impecable sobre el escritorio.
Ojalá fuera así de fácil.
Pero no.
La realidad es menos glamorosa: ESG necesita comunicación y gestión del conocimiento para no morir en el intento. Porque sí, puedes tener plantas solares, programas de bienestar y políticas de gobernanza impecables… pero si nadie sabe qué significan, cómo funcionan o por qué importan, se quedan archivados en la misma carpeta donde duermen los PDF que nadie abre.
La verdad es incómoda: sin comunicación no hay ESG.Y sin gestión del conocimiento, menos.
Pensemos en esto.Una empresa dice: “Estamos comprometidos con las comunidades”.Bien. Ahora… ¿dónde están las historias reales? ¿Dónde están los datos que muestren que ese compromiso existe? ¿Quién documentó lo aprendido, quién lo explicó, quién conectó los puntos? Nadie quiere leer un reporte lleno de adjetivos. Quieren claridad, evidencia y humanidad.
Ahí entra comunicación: la traductora oficial entre lo que pasa y lo que se entiende.Y gestión del conocimiento: la memoria institucional que evita que todo dependa de un correo perdido o de la persona que renunció ayer.
Lo más irónico es que la gente sigue pensando que ESG es solo para especialistas técnicos. No. ESG es una narrativa. Una forma de mostrar cómo una organización actúa en el mundo. Si esa narrativa está mal contada o mal documentada, se desmorona. Si está bien contada, mueve recursos, confianza y reputación.
Por eso esta relación es tan simple y tan inevitable: ESG necesita datos para ser creíble, y necesita historias para ser humano.Comunicación pone la cara.Gestión del conocimiento arma el esqueleto.ESG se cuelga del resultado y dice: “Yo lo hice”.
Si ESG fuera una persona, contrataría a un comunicador y a un gestor del conocimiento al día siguiente.




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